domingo, noviembre 19, 2006

El misterioso ámbito de la lavadora, secadora y plancha

No se si pasará solo en mi casa, o en la de todo el mundo, pero la ropa parece tener vida propia. Siempre ha sido y sigue siendo un enigma para mí el proceso que sufre la ropa al pasar por los tres puntos de evolución más importantes de su ciclo vital: lavadora, secadora y plancha.
En primer lugar, creo que mi lavadora hace que la ropa mute. Sí, auténticas mutaciones. Suele pasar con la ropa interior, pero a veces ocurre en algo de mayores dimensiones, como un jersey o unos pantalones. Metes la ropa en la lavadora, todo normal. Sacas la ropa de la lavadora y ha cambiado de color. Puede ser una mutación completa, en la que el tono de color original ha cambiado en la superficie total de la prenda o puede ser parcial, es decir, a manchas y de colores diferentes.
Esto no me desagrada, porque en algunas prendas queda bien y así les doy un cambio.
El misterio llega cuando hablamos de la secadora; la ropa desaparece. Yo suelo ser la encargada de sacar las cosas de la secadora, ordenarlas y guardarlas. Pues bien, aunque el contenido de la secadora es el contenido íntegro de la lavadora, cuando estoy emparejando calcetines, me doy cuenta de que un porcentaje del 70% o más de la totalidad de los calcetines están sin pareja. Luego, al cabo de tres o más puestas de lavadora, y por consiguiente, de secadora, las parejas aparecen. ¿Por qué pasa esto? ¿Se tratará de algún extraño caso de abducción texil? Y no solo ocurre con los calcetines. Aunque es menos frecuente, a veces pasa con otro tipo de prendas, a las que se le pierde la pista durante un tiempo hasta que vuelven a reaparecer.
Otra incógnita es lo que le pasa a la ropa después de salir de la secadora e ir al depósito de ropa para planchar. ¡Puedes esperar semanas, y semanas y semanas hasta que encuentres la ropa!, bien ya planchada o bien por planchar. Algunas veces he estado más de un mes buscando una sudadera o un pantalón, aunque sea para ponérmelo sin planchar o planchármelo yo misma, pero nada, nunca consigo encontrarlos. Luego algún día me asomo por casualidad al montón de ropa para planchar y allí está, bien a la vista y como si siempre hubiese estado ahí. Entonces le pregunto a mi madre: "Mamá, ¿has puesto tú ese pantalón ahí?" Y ella me responde: "Cariño, ese pantalón lleva ahí semanas."
Y en ese momento eres capaz de escuchar de fondo la música de psicosis.

2 comentarios:

Camilo dijo...

Es que es normal. De tanto dar vueltas la ropa acaba emprendiendo viajes cósmicos.

Cuando no encuentro la pareja de un calcetín, primero siento pena por el que se ha quedado pero luego me doy cuenta de que el otro está en un lugar mejor. Después se producen reencuentros como los del Diario de Patricia. Y todos lloramos por la emoción.

Nadia dijo...

A mí me sigue dando yuyu eso de las desapariciones inexplicables.